Cumpliendo un sueño...

sábado, 29 de marzo de 2014

MANIFIESTO: En contra de TODO.

Sentimiento de impotencia,
rabia, desesperación,
intentando luchar contra
corriente, contra el propio
hombre que asola nuestro
pequeño y único rincón.

Actos violentos, crueles,
todo por vanidad,
nadie se para a pensar en
lo que realmente hace,
solo piensan en que
su cartera siempre
estará rebosante.

Rebosante de dinero
sucio, basura, ¿por qué
la gente no se quita
la venda y se asoma
a la realidad oscura?

¿Tal vez por miedo?
¿Tal vez sea la vergüenza?
Pero sólo se que nos
estamos cargando nuestro
planeta, el único lugar
que la gente contempla.

El único lugar al que
podemos llamar hogar,
y lo destrozamos por
pura basura que según
algunos nos traerá
aquello tan ansiado
conocido como felicidad.

Pero todo esto me hace
pensar, y mirar hacia
fuera con pura incredulidad.
¿De que sirve tener dinero
en un lugar en el que pronto
no se podrá habitar?

La sociedad nos considera
locos, paranoicos, delincuentes,
por defender nuestra tierra
con garras y dientes.
Que nos da igual lo que se
nos diga, sabemos lo que
queremos y lucharemos
por defender lo poco que
en este lugar queda de vida.

Porque cada uno elige
quién quiere ser en la vida,
yo ya lo sé, y estoy en contra
de esa caza repulsiva, matando
animales por un poco de grasa
para que intentes hacer que
por tu cara no pase la vida.

Pues quiero que quede
algo bien clarito, si hay
algo seguro es que todos
tenemos un mismo destino.
Y lo único que quedará
de nosotros, nuestro único
legado en este lugar al
que llamamos hogar,
es lo que hemos hecho y
quienes hemos sido, no
el asqueroso dinero
que se pudrirá contigo.





¿DE VERDAD QUÉ ES ESTO TODO LO QUE QUEREMOS? ¿VAMOS A HACER COMO
SI NADA OCURRIERA? ¿QUEREMOS SER CIEGOS A PROPÓSITO? ¿AQUÍ SE ENCIERRA 
LA MORAL DEL HOMBRE? PUES SI ES ASÍ, EL SER HUMANO HA FRACASADO.

viernes, 28 de marzo de 2014

La palabra nos hace libres.

Eres mundo que me cohíbe,
al entrar me desnudas sin querer,
dejas libre a mi alma errante,
dejas a mi corazón crecer.
Camino descalza por tu calidez,
no hay frío entre tus brazos,
no hay miedo, nada a lo que temer.

Te amaba incluso antes de saberlo,
un amor que despertó de pronto,
-sin querer-.
Desde entonces no puedo abandonar
este maravilloso y luminoso mundo.
Mundo de tinta y de blanco papel.

Mi alma escribe lo que siento,
mi corazón perfila mis pensamientos,
consigo sacar mis tormentos y secretos,
correr libre por el mundo donde la palabra
es una dulce y agradable corriente de viento.

Poder contar cosas que algún día ocurrieron,
o poder crear hechos que duermen en mis ojos,
mi cara, mis pies, mi cintura, mi pelo.
Crear lágrimas, crear secretos, crear ilusiones,
crear todo tipo de horribles tormentos.

Ese es el mundo del papel y la tinta,
al que muchos acuden para buscar llantos, risas.
Un mundo tan real como la vida misma,
así es la palabra que perdura en el tiempo
más que cualquier guerra, noble, artista.

Dichosos son los que entrar saben,
dichosos son los que a escribir se dedican,
porque son personas libres, porque la palabra

tiene poderes que a todos se les brida.

Siempre igual

Si no me hablas no te hablo,
Si tú no te acercas, ¿por qué
he de hacerlo yo?

No es más que una tontería,
problemas de críos,
pero una gran desgracia
para mi pobre corazón.

¿Por qué no puedo ser
como todo el mundo?
¿Por qué no pueden
mis sueños hacerse realidad?

Eso mismo me pregunto
cada uno de mis días,
días que pasan sin
una sola respuesta volar.

No te culpo de mi desgracia,
pues culpable no eres.
Eres sólo víctima de tu ignorancia,
y no responsable del hecho de
que no me quieres.

Sencillamente me resigno,
aguanto esta situación,
dolor, puede que pena,
pero como a todo, algún
día le diré adiós.

Esto son etapas de la vida,
supongo, que todos hemos
de pasar, pues más que yo
sufrir, recibo lo que mi
pobre corazón cabía esperar.


sábado, 22 de marzo de 2014

Inocencia...

Aquí dejo un poema que escribí hace ya un tiempo. Espero que lo disfrutéis... como niños :)

INOCENCIA

¡Ay, dichosa inocencia!
Bendita tú, mundo de permanente
belleza, despreocupación,
sueños y delicadeza.

Hogar para almas soñadoras,
puras, para aquellas en las que
la despreocupación aún dura.

Dichosa infancia, tan lejana y a la vez
tan melancólicamente cercana,
que aún me veo tras la puerta entornada
en mi sala de juegos bajo la gran ventana.

Pinceles sucios y ceras gastadas,
todo esparcido en mi mundo
de tan inocencia delicada.

Ver el mundo con curiosidad plena,
preguntar qué es aquello y por qué es así,
ansia de saber, todo era nuevo para mí.

¡Ay, dichosa inocencia!
¡Mi alma te busca y
no te encuentra!

Me dejaste hace tiempo
sin decir palabra, sin avisar,
dejaste sin vida a mis muñecas,
a mi bola de nieve de cristal.

¡Ay, bendita infancia!
¡Cómo ansío volverte a encontrar!
Aunque sé perfectamente que hace
mucho tiempo que te dejé atrás.

Guarda mis sueños,
mi dulce felicidad,
mis recuerdos y
mi pura ingenuidad.

Guárdalos bajo llave,
no los dejes escapar,
pues yo ya lo hice

al dejarte a ti marchar.

domingo, 2 de marzo de 2014

Invierno.

Aún recuerdo aquella tarde de invierno, tu sentado a mi lado, los dos mirando al frente. Hablábamos de todo y de nada, teníamos todo el tiempo del mundo mientras la gente pasaba a nuestro alrededor con ese ajetreo asfixiante, nosotros nos mirábamos tímidos y reíamos con inocentes mentalidades.

-Te quiero-.Me decías con aquella sonrisa radiante.-Habría querido decirlo antes, pero al final tu te me adelantaste.- Seguías diciendo con tu dulce mirada que tanto me gusta.

-Yo pensé que la había fastidiado-.Respondí tímidamente.-Pero lo tenía que hacer.

Pasaban las horas volando, como palomas con sueños bajo sus párpados. La noche se ponía, el barullo de la gente seguía estando, pero solo era un murmullo de fondo, en el fondo de aquel bonito escenario. ¿Quién dice que el mejor amor es el de verano? ¿No era aquel de invierno más bello que cualquier otro de la época estival del año?
Años de felicidad que pasaron volando, ahora únicamente recuerdos, espejismos tallados en mi corazón, duraderos como el más duro acero, una vida llena de dicha y ensoñación.

Es triste pensar en el paso del tiempo, años de juventud que ya no volverán, la estación estival se está acabando, y el otoño comienza a clarear, pero no siento pena por estos años que han pasado, por esa vitalidad que ya no existe en mí, pues mi amor no es de verano, sino de invierno que todavía a de venir.

Ser ciegos a propósito.

Hace poco, una profesora nos hizo pedir algo a Dios y dar gracias. Yo no me considero nada religiosa, bueno, no lo considero porque verdaderamente no lo soy, pero por pedir algo no pasa nada, y por dar gracias tampoco, aunque no tiene por qué ser a Dios, tal vez sea más efectivo darle las gracias a nuestra madre o padre, o tal vez a nuestro hermano mayor, a la vecina, a un profesor, a un amigo. Nos ha tocado vivir en un mundo bastante duro, son tiempos difíciles, por eso creo que más que nunca se necesita algo de humanidad, un parón en esta ajetreada sociedad que nunca descansa, donde el tiempo es dinero; una sociedad llena de avaricia y envidia, una sociedad sin dignidad, donde todas las personas tienen un precio, donde da igual lo que se tenga que hacer por llenar un poco más la cartera, ¿para qué queremos la dignidad? ¿Acaso tener dignidad me favorece en los negocios? ¿A comprar un coche más? ¿A tener una casa en primera fila de playa? La humanidad es así de triste.
Por eso me pareció buena idea pedir algo. Un chico pidió por que su abuelo se pusiera bien, otros pidieron por motivos más o menos similares, y a mi sólo se me pasó una frase por la mente, sólo pedí que el mundo se arreglara. Da pena ver el telediario, donde sólo se anuncian guerras, un mundo que se empobrece para que unos pocos se bañen en dinero, machismo y violencia de género y por intolerancia a los homosexuales, racismo, países con muros a su alrededor, gente pasando hambre, niños sufriendo calamidades, nuevas catástrofes por el cambio climático, menos tolerancia a la libertad de expresión,... En fin, todos sabéis de que hablo, es la misma historia de siempre, nada nuevo, nada cambia, todo sigue en su sitio.
Esa es la verdadera pena, cuando salgo a la calle a veces me da la sensación de que todo es una farsa, de que esa tranquilidad que rodea mi vida es sólo aparente, que todo no es tan sencillo como lo veo. Eso me lleva a la conclusión de que una gran ignorancia envuelve nuestras vidas, pero, ¿yo qué culpa tengo de que la ignorancia sea el saber del hombre? Aparentemente ninguna, o eso a veces quiero creer, que yo no puedo hacer nada para salvar al mundo, que no soy nadie para ni siquiera intentarlo, pero no es verdad, dar la espalda a todo sí que es mezquino, hacer como que no pasa nada, que todo el mundo es feliz, ser ciega a propósito, eso sí que es un delito moral, un delito que nadie ha escrito y que nadie penaliza, pero así es la humanidad, así somos las personas, es así todo de triste.

Por eso, a quien lea mis palabras, no te creas insignificante, todos podemos decidir, actuar según como veamos correcto, todos podemos contribuir a que nuestro planeta sea un poco más humano. Sólo nos hace falta confianza y decisión.
Porque entre todos podemos cambiar el mundo.