Hace poco, una profesora nos hizo pedir
algo a Dios y dar gracias. Yo no me considero nada religiosa, bueno,
no lo considero porque verdaderamente no lo soy, pero por pedir algo no pasa nada, y
por dar gracias tampoco, aunque no tiene por qué ser a Dios, tal vez
sea más efectivo darle las gracias a nuestra madre o padre, o tal
vez a nuestro hermano mayor, a la vecina, a un profesor, a un amigo.
Nos ha tocado vivir en un mundo bastante duro, son tiempos difíciles,
por eso creo que más que nunca se necesita algo de humanidad, un
parón en esta ajetreada sociedad que nunca descansa, donde el tiempo
es dinero; una sociedad llena de avaricia y envidia, una sociedad sin
dignidad, donde todas las personas tienen un precio, donde da igual
lo que se tenga que hacer por llenar un poco más la cartera, ¿para
qué queremos la dignidad? ¿Acaso tener dignidad me favorece en los
negocios? ¿A comprar un coche más? ¿A tener una casa en primera
fila de playa? La humanidad es así de triste.
Por eso me pareció buena idea pedir
algo. Un chico pidió por que su abuelo se pusiera bien, otros
pidieron por motivos más o menos similares, y a mi sólo se me pasó
una frase por la mente, sólo pedí que el mundo se arreglara. Da
pena ver el telediario, donde sólo se anuncian guerras, un mundo que
se empobrece para que unos pocos se bañen en dinero, machismo y
violencia de género y por intolerancia a los homosexuales, racismo,
países con muros a su alrededor, gente pasando hambre, niños
sufriendo calamidades, nuevas catástrofes por el cambio climático,
menos tolerancia a la libertad de expresión,... En fin, todos sabéis
de que hablo, es la misma historia de siempre, nada nuevo, nada
cambia, todo sigue en su sitio.
Esa es la verdadera pena, cuando salgo
a la calle a veces me da la sensación de que todo es una farsa, de
que esa tranquilidad que rodea mi vida es sólo aparente, que todo no
es tan sencillo como lo veo. Eso me lleva a la conclusión de que una
gran ignorancia envuelve nuestras vidas, pero, ¿yo qué culpa tengo
de que la ignorancia sea el saber del hombre? Aparentemente ninguna,
o eso a veces quiero creer, que yo no puedo hacer nada para salvar al
mundo, que no soy nadie para ni siquiera intentarlo, pero no es
verdad, dar la espalda a todo sí que es mezquino, hacer como que no
pasa nada, que todo el mundo es feliz, ser ciega a propósito, eso sí
que es un delito moral, un delito que nadie ha escrito y que nadie
penaliza, pero así es la humanidad, así somos las personas, es así
todo de triste.
Por eso, a quien lea mis palabras, no
te creas insignificante, todos podemos decidir, actuar según como veamos correcto, todos
podemos contribuir a que nuestro planeta sea un poco más humano. Sólo nos hace falta confianza y decisión.
Porque entre todos podemos cambiar el mundo.
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