Cumpliendo un sueño...

viernes, 28 de marzo de 2014

La palabra nos hace libres.

Eres mundo que me cohíbe,
al entrar me desnudas sin querer,
dejas libre a mi alma errante,
dejas a mi corazón crecer.
Camino descalza por tu calidez,
no hay frío entre tus brazos,
no hay miedo, nada a lo que temer.

Te amaba incluso antes de saberlo,
un amor que despertó de pronto,
-sin querer-.
Desde entonces no puedo abandonar
este maravilloso y luminoso mundo.
Mundo de tinta y de blanco papel.

Mi alma escribe lo que siento,
mi corazón perfila mis pensamientos,
consigo sacar mis tormentos y secretos,
correr libre por el mundo donde la palabra
es una dulce y agradable corriente de viento.

Poder contar cosas que algún día ocurrieron,
o poder crear hechos que duermen en mis ojos,
mi cara, mis pies, mi cintura, mi pelo.
Crear lágrimas, crear secretos, crear ilusiones,
crear todo tipo de horribles tormentos.

Ese es el mundo del papel y la tinta,
al que muchos acuden para buscar llantos, risas.
Un mundo tan real como la vida misma,
así es la palabra que perdura en el tiempo
más que cualquier guerra, noble, artista.

Dichosos son los que entrar saben,
dichosos son los que a escribir se dedican,
porque son personas libres, porque la palabra

tiene poderes que a todos se les brida.

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